#7 Tiene su propia limpieza

Aunque no lo creas, la vagina se mantiene naturalmente limpia gracias a que produce sustancias protectoras para mantenerse a salvo de bacterias. De esta manera, no es necesario usar demasiados productos de higiene íntima o hacerse duchas vaginales; de hecho, estos pueden desequilibrar su pH e irritarla más.
Lo ideal es simplemente enjuagar la vagina con agua tibia todos los días.
#6 El tamaño no importa

El tamaño de la vagina da igual a la hora de mantener relaciones sexuales.
Una vagina promedio mide unos 7,6 cm, que se extienden a 10 en la fase de excitación. Esto significa que cualquier pene puede llenarla por completo, y si se trata de un miembro de mayor tamaño, la vagina incluso puede alargarse y crecer en un 200% durante el sexo. Luego, vuelve a su tamaño normal.
Que con el tiempo una vagina se hace más grande cuanto más sexo se tiene no es cierto.
#5 El himen que ya no está...

Es imposible comprobar si una mujer ha perdido su virginidad mirando su vagina. Comúnmente se asocia la primera relación sexual con la rotura del himen, pero lo cierto es que esta membrana puede desintegrarse por otros motivos, como el ejercicio físico, montar caballos o el uso de tampones.
#4 Tu tampón no se irá
Es imposible que un tampón pueda desplazarse hacia arriba hasta llegar al útero, pues el cuello uterino es tan pequeño y duro que solo permite el pasaje de fluidos y semen, excepto cuando da a luz, claro.
¡Adiós mitos que dicen que los tampones pueden quedar perdidos dentro de la vagina!
#3 La vagina se puede ejercitar
Así es, ¡no solo puedes trabajar tus bíceps, abdominales y glúteos!
Con los famosos ejercicios de Kegel, también puedes ejercitar los músculos del suelo pélvico (es decir, los músculos que están bajo el útero). Entrenar estos músculos aumenta el placer sexual, brinda más orgasmos, disminuye el dolor durante el parto y controla la inconsistencia urinaria.
Y lo mejor de todo es que no tienes que ir a ningún gimnasio para ejercitarlos porque puedes hacerlos en cualquier momento sin que nadie lo note. Simplemente debes apretar los músculos como si quisieras contener la orina, contraerlos por unos segundos, soltar y repetir varias veces.
#2 El flujo es absolutamente limpio

El flujo vaginal debe ser claro o blanco y no debe tener olor. Y lejos de ser sucio, es una sustancia que nos protege a las mujeres de infecciones, además de lubricar y limpiar naturalmente a la vagina.
Sin embargo, si notas cambios en su color, sientes olor y descargas más flujo de lo normal, es necesario que consultes a un médico porque con esos síntomas podrías tener una infección.
#1 Las mujeres pequeñas no necesariamente tienen vaginas pequeñas

Si bien una mujer de baja estatura o delgada tiene una estructura pélvica más pequeña que una mujer más alta y corpulenta, no necesariamente sus órganos internos tienen por qué ser más pequeños; es decir, no necesariamente sus vaginas son más pequeñas o estrechas.
Como te he dicho más arriba, las vaginas se estiran y se expanden durante las relaciones sexuales, sin importar el cuerpo ni la estatura, e incluso la edad de cada mujer.
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