Siempre tuve la fasinación por saber qué era el amor, al paso de los años me di cuenta que, para empezar, el amor se conoce desde adentro (y no me refiero al hogar, me refiero al cuerpo). Me llegó el primer flechazo, aún lo recuerdo, era el 5° año de primero de primaria. Podrán preguntarse, como todos cuando miramos a un niño enamorado, ¿cómo es posible que alguien tan pequeño se enamore y conciba al amor como algo que puede ser sentido a pesar del poco apasionamiento?; sin embargo, cometemos una gran equivocación, pues en la infancia es donde, pienso, se conoce el amor. Pero me rompieron el corazón, aunque no me detuve en esa búsqueda, continué con la curiosidad de encontrar una definición sobre el amor. En secundaria me enamoré muchas ocasiones y aunque debo admitir me anduve con cuidado, también en al menos 1 ocasión me rompieron el corazón. En preparatoria encontré otras maravillosas caras del amor, comprendí el valor imprescindible de la amistad, la religión y el amor a mis familiares. Pero fue en la crisis más importante de mi vida, la universidad y una cirugía después de un accidente que por poco y acaba con mi vida, donde comencé a vivir el amor como una actitud. Investigué en libros de filosofía, medicina, psicología, literatura, historia, sociología, lingüística... los informes sobre el amor: hormona, actitud, acción, emoción, sustantivo, patrón de conformidad social o escencia.
Entonces supe que el amor era estar consigo, un canto a sí mismo (Walt Whitman); comprender que no se puede hacer de dos un mismo ser, ni es necesario (Jorge Luis Borges); crear el espacio de libertad para ser quienes somos (Jorge Bucay), concebir los límites que le pertenecen al amor maduro (Walter Riso), identificar los vacíos y construír en ellos algo maravilloso.
Cuando supe lo anterior, decidí trabajar en mi estima ("autoestima"), mi mundo espiritual, la paz interior, mi cuerpo, mi calidad de vida...
¡Entonces ocurrió algo maravilloso!, se acercó a mí la gente que quería vivir, que "tenía pintado un sí en la frente" (Facundo Cabral), personas que colmaron con momentos muy enriquecedores mi vida. Y también, dejé de convivir con personas que no aportaban cosas tan valiosas.
Se requiere mucho valor para vivir, pero se requiere aún más para ser lo que realmente quieres ser. Y recuerda el orden: "Es fundamental SER para poder HACER y como resultado TENDRÁS algo súmamente valioso; en cambio, si primero te enfocas en HACER para poder TENER y crees que por alguna razón SERÁS ALGO gracias a lo que tienes, eso, déjame decirte, no sirve." (Jorge Bucay).
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