Y aunque parezca un mito, nosotros los hombres no sólo lloramos sino también sufrimos enormemente por la timidez. Y no me refiero únicamente a cómo vencer el miedo a hablar con una chica, sino en muchas otras situaciones que ustedes las mujeres no ven muy frecuentemente porque, para proteger nuestra integridad, aprendemos a manejarlas en silencio y con mucha discreción.
Las razones son muy sencillas: los amigos. Por regla general (que por alguna razón que desconozco ya viene programada en nuestro cerebro desde el nacimiento) necesitamos tener la aprobación de "la manada" para ser aceptados oficialmente. Nunca, pero nunca, podemos mostrar debilidad ni retractarnos de hacer algo que el grupo demanda y mucho menos podemos mostrarnos tímidos, débiles y temerosos ante ellos. De llegar a hacerlo sufriríamos las humillaciones y burlas de todos, y automáticamente seríamos enviados a la parte más baja del escalafón jerárquico.
Hay muchos momentos en los que queremos que la tierra se abra y nos trague, pero tenemos que seguir adelante y no mostrar ninguna debilidad. En algunos casos, la timidez puede sentenciarnos a una muerte social inmediata si llega a manifestarse en todo su esplendor en cualquiera de las siguientes situaciones:
Si queremos ser "espontáneos"
Para aquellos de nosotros, donde la espontaneidad no ha sido una virtud natural, planear una salida con una chica pensando que debemos (y tenemos) que ser espontáneos para ser 'aprobados socialmente' nos produce mucha presión adicional. En este caso rogamos que la timidez no se asome porque nos bloquearía para hablar, interactuar y divertirnos relajadamente.
Al dar el primer paso
Todas las mujeres esperan que nosotros demos el primer paso. Esperan que tomemos la iniciativa de invitarlas a salir, de planear una noche perfecta y de arriesgarnos a robarles un beso cuando menos lo esperan. Todo esto, desde la perspectiva de un chico, se traduce en presión, presión y más presión. No tenemos derecho a dejarnos vencer por el miedo al rechazo o a la burla de nuestros amigos.
Necesitamos tener la aprobación de "la manada" para ser aceptados oficialmente
De ser amigable con todos
Las chicas no sólo quieren que seamos unos príncipes con ellas, sino también que sus amigas estén celosas de lo afortunadas que son por habernos encontrado. Ser "Sr. Simpatía" con todos alrededor tiene que ser una labor quirúrgicamente preparada para no sobrepasarnos y enviar mensajes equivocados al resto del grupo. Si el miedo se apodera de nosotros daremos mucho tema para hablar y no exactamente de la mejor manera.
Al confiar en nuestros instintos
La timidez es directamente proporcional a la inseguridad. Ambas nos presionan inevitablemente a pedir permiso prácticamente por todo lo que queremos hacer. Esta situación trasladada a una salida con una chica puede ser un arma de doble filo. Por un lado podemos confiar en nuestros instintos y creer que hemos sido aceptados para arriesgarnos al siguiente paso, o frenar en seco para preguntar si podemos continuar. En ambos casos estamos expuestos a recibir, ya sea una cachetada directa o una caricia de aceptación, pero en cualquiera de los casos si nos dejamos vencer por la timidez, nunca lo vamos a saber.
La timidez puede llegar a ser un problema social de grandes proporciones. Cuando tratamos de conocer chicas o de interactuar con otras personas puede crearnos una barrera insuperable que nos van relegando poco a poco de cualquier actividad.
No es necesario enloquecernos practicando frente a un espejo para aprender a controlar nuestros nervios antes de salir a una cita con una chica. Basta con dejar de sentir miedo y entender que todas las personas están en el mismo nivel que nosotros. Nadie está en un pedestal más arriba a menos que seamos nosotros mismos los que nos lancemos a uno más bajo.
Tenemos que romper todas las ataduras para vencer nuestros miedos y hablar con naturalidad, de la misma manera que muchas veces cantamos bajo la ducha. De lo contrario todo lo que pasa a nuestro alrededor será inalcanzable, nos perderemos de grandes oportunidades que nos trae la vida y todas las chicas perderán la oportunidad de conocer al verdadero "yo" que vive en nuestro interior.