Ella me encantaba. Había estado tratando de acercarme a ella durante un par de meses. Finalmente conseguí la tan ansiada cita a solas.
Cerveza artesanal, a los dos nos encantaba. Ella propuso un bar con cerveza hecha por los dueños.
Mi vaso de fluido color oro iba bajando pero lentamente, puesto que estaba disfrutando cada trago de aquel elixir, tanto como cada segundo de la presencia que se sentaba frente a mí.
"Uno más!", ella iba por el tercero. ¡El 3er vaso! Bancá flaca, yo todavía no termino el primero, pensé.
"Una cerveza más!". El cuarto. Yo la miraba azorado.
Se largó a llorar. Llanto de angustia profunda. Apreté esas manos que encontré sueltas en la mesa. ¿Quién era esa chica? ¿De dónde venía? No me preocupé en averiguarlo inmediatamente. Simplemente, me limité a separar el culo de la silla, extenderme sobre la mesa, y apoyar mis labios sobre sus labios inundados. "Hola". Eso me dijo.
¡¿Hola?! Faaaa. Me desconcertó. Hubiera esperado cualquier pronunciamiento de esos labios flotantes. Menos un saludo en medio de una cita ya avanzada.
Entonces mocos, "me voy a sonar al baño" creo que dijo. Y se fue. Pero volvió.
Pedimos la cuenta. Salimos. Pensaba "ni idea cómo sigue la noc..." PLA!!! Un besazo con lengua, eso me dio, en medio de mi pensamiento. "Bueno, ok.." fue como retomé mi pensamiento mientras no paraba de besarme. Creo que si me quedaba algún resto de maní entre las encías, ella se lo llevó hábilmente.
Me invitó a su casa. Obvio, e intrigado, acepté.
Montañas de bollos de ropa. Una toalla manchada con sangre. "Perdón por el quilombo", se disculpó. "Voy al baño, ya vengo", se excusó.
Me senté en el sillón, no sabiendo muy bien dónde estaba.
"Acabo de vomitar", volvió. "Pero me lavé los dientes!" No puedo describir mi cara porque no me la vi. "No te va a dar asco besarme?" Jajajaa no.
Todavía la quiero, todavía me encanta, después de casi un año. Y de vez en cuando la veo reírse, llorar, de tristeza y de risa, sonarse los mocos, y decirme "Hola" en mitad de la noche.
Es una historia real. Es parte de mi historia.
¡Así que chicas, desmitifico la huevada de los protocolos en la primera cita!
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